Cuando la vida nos regala la oportunidad de enfrentar cambios, es normal sentir rechazo, sin embargo, éstos llegan aunque no los aceptemos, así nos disgusten o nos parezcan injustos. Para asumirlos, es necesario aprender a fluir con la situación cualquiera que ésta sea, soltar el pasado y aceptar lo que llega, de lo contrario, quedaremos sumergidos en una espiral de resentimiento y dolor que nos impedirá ver lo positivo que el cambio trae consigo.
Todo final implica un nuevo comienzo y este a su vez, algún día tendrá su propio final; así que lo más sano para nuestras emociones, es entender que la vida está compuesta de constante cambio y por lo tanto es necesario aceptarlo y ver el lado positivo de cada momento. Todo ocurre para algo y en esto debemos enfocar nuestra energía. Cuando nos enfrascamos en el ¿por qué?, podemos caer en la posición de víctimas, entregando a otros la responsabilidad de nuestro destino, tratando de encontrar respuestas que tal vez nadie nos dará; cuando nos enfocamos en el ¿para qué?, tomamos el control, nos damos la oportunidad de ver nuevas posibilidades, reconstruir nuestra autoestima y salir fortalecidos de cualquier situación que se presente.
Reconciliarnos con el pasado es aceptar que lo vivido hizo parte de nuestra historia y fue el maestro que nos preparó para lo que somos y para lo que seremos en el futuro. Para soltar el pasado y abrazar el futuro, debemos estar ligeros de equipaje, dejar las cargas que llevamos a cuestas, liberarnos del resentimiento, agradecer por lo vivido y aceptar amorosamente lo que llega a nuestra vida.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!