Los valores son la piedra angular de un proceso de planeación personal, éstos definen quién es cada quién, en qué cree y qué está dispuesto a defender. La coherencia se logra cuando se vive acorde a las convicciones y valores personales; estar en armonía con los propios valores es el camino al fortalecimiento de la autoestima, el respeto propio y el orgullo personal. Lo interesante es descubrir cuáles son los valores que rigen el actuar y procurar que estos guíen de forma deliberada las decisiones que debe tomar en cada momento. Los valores personales, determinan la forma en la que cada individuo decide cómo actuar en los momentos de toma de decisiones, son el timón que rige la forma de resolver situaciones desde lo más profundo del ser y están arraigados en el inconsciente de la mente humana; se forjan desde la primera infancia y se fortalecen en la relación e interacción con las personas en la cotidianidad; el entorno juega un papel importante en las elecciones que toman los seres humanos, sin embargo, unas buenas bases éticas se convierten en un elemento protector a la hora de tomar decisiones que pueden afectar de forma negativa a la sociedad, a las familias y a los propios individuos cuando se ven tentados a recibir sobornos o realizar actos que van en contra del bienestar común por favorecer sus propios intereses. La autoestima puede definirse como la valoración de sí mismo, lo cual está determinado por el ideal de persona que cada individuo aspira ser. Podríamos decir entonces que los Valores Personales, son las normas que establece internamente cada persona, ese motor que lo impulsa a vivir de determinada forma, la escala de los valores cambia de acuerdo cómo sea la personalidad de cada individuo, a las creencias, contexto y ambiente social.

La coherencia entre lo que se dice, piensa y hace, es la mejor definición de honestidad. Para ser coherentes, se debe trabajar deliberadamente en la definición del marco de principios y valores que rigen la propia vida. Quienes tienen valores centrados en aspectos relacionados con la bondad, el respeto, la honestidad, seguramente encontrarán un entorno que los llenará de esos mismos valores y les devolverá lo que ellos mismos dan a otros, a su vez, quienes tienen valores centrados en la competencia a costa de todo, el dinero fácil y el resentimiento, seguramente encontrarán a algunos seres dispuestos estar en su círculo de influencia.  El desarrollo sostenible de una familia, empresa o sociedad es posible cuando personas, compañías y profesionales trabajan en un marco de valores éticos. Los códigos deontológicos o también llamados códigos profesionales, definen principios y valores que deben seguir los individuos en su actuar profesional; cuando estos principios no acompañan a las personas, se pueden presentar situaciones de corrupción y detrimento del capital social. Convertirse en una persona honorable es aceptar la responsabilidad de la propia vida y vivirla de forma coherente con los valores establecidos.

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