La serenidad y paz interior son condiciones poco observables en el mundo empresarial. El estrés laboral es uno de los mayores problemas de bienestar que afrontan las empresas. Cualquier estímulo, situación que represente peligro, amenaza, desafío o necesidad de conseguir algo puede convertirse en un desencadenante del proceso de estrés.

Concédeme señor, la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, la valentía para cambiar las que puedo cambiar, y la sabiduría para ver la diferencia.
Reinhold Niebuhr
Cambios vitales que roban la Serenidad
En algún momento de la vida pasamos por momentos de cambio vital, tales como la pérdida de un ser querido, el fin de un ciclo laboral, el matrimonio, el divorcio, el nacimiento de los hijos, la partida de los hijos, en fin, la vida está compuesta de situaciones que tienen fuertes demandas de adaptación.
Los cambios vitales de por sí son impactantes, pero si estos se juntan pueden ser aún más difíciles de llevar. «Laura se entera que está embarazada y antes de contarle la noticia a su esposo se entera que éste sale con una compañera de la oficina y que ha toma tomado la decisión de dejarla» . Existen estudios que demuestran que cuando las personas experimentan cambios vitales simultáneos o en un corto tiempo, aumentan la posibilidad de desarrollar enfermedades.
Los cambios vitales, desorganizan el diario acontecer de las personas y esto genera la sensación de pérdida de control llevando a situaciones de estrés personal y laboral. La Escala de Reajuste Social (Holmes y Rahe, 1967) es uno de los instrumentos más utilizados para medir estrés vital. Éste se ha cuantificado mediante juicios sobre la magnitud del reajuste necesario ante cada evento.

La Aceptación
Soltar la necesidad de querer controlar las cosas que no se pueden cambiar.
Cuando nos centramos en el deseo de querer cambiar un problema, la fijación que tenemos en ello hace que persista.
Cambios cotidianos que deterioran la serenidad
Cada día ocurren situaciones que no son tan impactantes como un cambio vital; pero que al irse acumulando pueden generar un gran desajuste. En este caso se hace referencia a situaciones que pueden ser desagradables pero sobre todo a la forma de afrontamiento que tiene cada persona. «El reloj no sonó a la hora y Pablo se levantó tarde. El tráfico se congestionó mucho más de lo habitual. Llegó al parqueadero y no encontró lugar disponible. La jefe al verle llegar tarde le hizo señas de su retraso» . Estos acontecimientos al ocurrir en tan corto tiempo pueden producir una reacción de estrés, sobre todo si Pablo no cuenta con suficientes recursos de afrontamiento.
Eventos catastróficos nublan la serenidad
Los desastres naturales, inundaciones, terremotos, incendios, tornados y demás eventos de la naturaleza suelen ser uno de los estresores colectivos más complejos de manejar debido a que ponen en riesgo a un grupo importante de la población. A los anteriores eventos se suman los causados por el hombre, como son contaminación radioactiva, ataques terroristas y conflictos bélicos. Se ha mostrado en diversos estudios que las personas que sobreviven a una catástrofe tienen altas posibilidades de sufrir estrés post-traumático, depresión o trastornos conductuales.
Influencia de los ambientes humanos
Las características del ambiente en el cual habitamos puede ser otra fuente de estrés que nos roban la serenidad. Los ambientes laboral y familiar son los más determinantes debido al impacto en la vida. En los últimos años el estrés en el el ambiente laboral ha tomado gran relevancia y es considerado como uno de los riesgos psicosociales más importantes para los empleados.
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