El trabajo a lo largo de la historia ha sido presentado como un castigo, un mal necesario, o algo realizado para subsistir “ganar el pan con el sudor de la frente”; según la descripción de Wikipedia, el término tripaliare deriva de tripalium, herramienta utilizada para torturar o castigar a los caballos y a los esclavos, por lo tanto esta palabra significa tortura, castigo o causar dolor. En las antiguas escrituras también se relaciona este concepto con el castigo del ser supremo, Adán y Eva al ser expulsados del paraíso, quedan condenados a la muerte, el dolor, la vergüenza y al trabajo. En la edad antigua, solo los hombres nobles podían dedicarse a la recreación, los esclavos se dedicaban a las labores del campo y al servicio de sus amos. El siglo XIX, trajo consigo el desarrollo de la democracia y la industrialización, impulsando nuevas opciones de relación, la esclavitud deja de ser la forma predominante de vinculación, para dar paso a la valoración social y positiva de la relación laboral. En la actualidad, las formas manuales e industriales han dado paso al desarrollo intelectual y a un mundo asistido por máquinas especializadas. Luego de un inicio tan tortuoso y desalentador, el trabajo, pasó de ser un castigo a ser la forma de creación de riqueza y bienestar, convirtiéndose en el motor para el desarrollo y la mejor forma en la que el hombre puede integrarse a la sociedad.
Los seres humanos por naturaleza somos sociables, salvo contadas excepciones, las personas gustan estar en grupos y compartir sus experiencias, logros y conocimiento; el espacio laboral, favorece este intercambio de saberes y posibilita que los individuos se convoquen en torno a un fin común, unan sus esfuerzos y alcancen los objetivos propuestos, propiciando desarrollo social y generando una gran fuente de conocimiento colectivo. El trabajo realizado con esmero, dedicación y con un sentido de propósito superior, es la mejor forma para desarrollar las competencias, ser más innovador y mantenerse vigente en el mercado laboral.
La nueva fuerza laboral se ve enfrentada a importantes retos, derivados de cambios sociales y empresariales; estos jóvenes se ven convocados a competir en un mercado cada vez más sofisticado y exigente, que demanda a su vez nuevas competencias personales, sociales, laborales y relacionales. Los constantes cambios de la tecnología, las nuevas dinámicas empresariales y el flujo de información en un mundo global, exigen, actualización permanente, adquisición y asimilación rápida de nuevos conceptos de negocio, resiliencia para adaptarse a las situaciones, manejo de la frustración, apertura a la inclusión y disposición para asumir nuevas formas de trabajar. El trabajo colaborativo y la tecnología, están propiciando nuevos esquemas laborales, uniendo talentos, que sin importar el lugar donde se encuentren, el idioma o la cultura, se agrupan para generar innovación en bienes y servicios. En una sociedad que cada vez demanda, mejor calidad de vida, libertad financiera y hacer lo que le apasiona sin tener ataduras de contratos laborales o emocionales, el trabajo colaborativo y el emprendimiento tienen sin lugar a dudas un lugar predominante.
La nueva generación de empleados, a la hora de elegir empresas para ofrecer sus servicios, privilegian a aquellas que se destacan por su responsabilidad social y ambiental, esto ha propiciado que tanto las grandes corporaciones como las empresas que están surgiendo, incorporen estos asuntos en sus prioridades y generen planes para integrarlos a su propuesta de valor; surgen entonces nuevos negocios que se dedican a venta de bonos verdes, empresas que ayudan a fundaciones y al cuidado del medio ambiente, campañas educativas para la disposición de los desechos y trabajo social promovido por los directivos de las grandes corporaciones; estos son aspectos que empiezan a ser fundamentales para atraer al nuevo talento, el cual está demandando una nueva revolución social y empresarial, en busca de un mundo más equitativo, solidario y responsable con la sociedad y el medio ambiente.
Se puede concluir que, El Trabajo no es un derecho o un castigo, sino el medio por el cual, las personas pueden desarrollar sus habilidades y dar sentido a la existencia, es el canal que permite poner al servicio de otros, los talentos individuales y colectivos. El trabajo es la mejor forma de dar sentido de propósito a la existencia del ser humano.
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