El cambio es un tema del cual se habla con frecuencia en el ambiente Empresarial, a los empleados se les pide ser flexibles al “cambio” y en algunos casos son tildados de resistentes al “cambio”. Las organizaciones son entes de transformación y son las llamadas a propiciar la prosperidad social y económica, por lo tanto las personas que allí trabajan están avocadas a vivir constantemente estos procesos; los expertos muestran el Constante Cambio, como una oportunidad de aprendizaje y se ocupan de crear estrategias y estructurar las famosas agendas de cambio que van acompañadas de programas en formación y entrenamiento para que los individuos puedan transitar por estos periodos de forma fluida y tranquila, sin embargo, los empleados son seres humanos, y como tal poseen sus propias agendas de cambio y son vulnerables a lo desconocido, pasando por periodos de incertidumbre y temor.
Desde la época de Heráclito (535 a.C), se empieza a disertar sobre el tema, el filósofo hace alusión al constante cambio de los seres humanos ante la transformación del mundo. Aprender a fluir con las situaciones, es la mejor forma de adaptación; Heráclito manifestaba “no podemos bañarnos dos veces en el mismo río” haciendo alusión al cambiante entorno, entonces se podría decir que una de las claves para asumir el cambio es aprender a fluir con las situaciones; así como el río sigue su cauce y se adapta a las dificultades del lecho, también en algunos momentos cambia el cauce y lo adapta a su caudal.
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