Entender algo a nivel intelectual no es garantía de que se produzcan cambios a nivel cognitivo y se genere aprendizaje. Para que esto suceda, suele ser necesario que el conocimiento se acompañe de una experiencia profunda. Mi coach se refería a este proceso de la siguiente forma «El aprendizaje hay que dejarlo pasar por el cuerpo».

Aprendizaje

Esa misma cueva en la que te da miedo entrar resulta ser el origen de lo que estás buscando.

Joseph Campbell – Reflexiones sobre la vida

Valorar el Pasado – Clave del aprendizaje

En algunos momentos de la vida, es posible sentir que estamos estancados o que no logramos desarrollar el máximo potencial. Nuestro origen y el pasado que hemos experimentado, tienen las piezas claves para destrabar lo que nos pasa en la actualidad. Aquello que dejamos sin resolver en el pasado a nivel consciente o inconsciente interfiere en la forma como afrontamos lo que sucede en el presente. En palabras de Jung, Lo que no resolvemos a nivel subconsciente se nos presenta una y otra vez en forma de destino.

La experiencia del pasado puede ser valiosa para tomar decisiones informadas, pero en algunos casos está sobrevalorada. Aunque siempre podemos recurrir a la vivencias pasadas, lo mejor es tomar decisiones basadas en lo que sucede en el momento presente. Los pensamientos repetitivos del pasado bloquean e impiden que se generen nuevas conexiones neuronales y se produzca aprendizaje nuevo. Soltar el pasado deja espacio para que sucedan nuevas cosas en el presente. Cuando relacionamos constantemente el presente con el pasado, nos perdemos del momento y se dificulta cambiar patrones de comportamiento.

El dolor del pasado

Desde la primera infancia, hemos estado acumulando una serie de emociones y pensamientos que van conformando el lenguaje emocional con el que nos expresamos en la actualidad. Es común que el repertorio con el que nos valoramos a nosotros mismos y a los demás esté matizado con emociones negativas y dolorosas que son recuerdos de experiencias vividas. En este punto es necesario reconocer que todos los seres humanos hemos experimentado alguna situación dolorosa o traumática a lo largo de nuestra vida. La diferencia es que algunos identifican lo que les pasó y aprenden, otros se quedan en el dolor y se convierten en víctimas. «Lo importante no es lo que te pasa, lo importante es lo que haces con aquello que te pasa».

Lo que no se hace consciente, se manifiesta en nuestras vidas como destino.

Carl Gustav Jung

Volver al pasado

Los patrones del dolor del pasado son impresiones mentales o improntas que afectan nuestras vidas de forma inesperada. Recuerdos que se han guardado en el inconsciente y que ocupan el presente y afectan el futuro. Estas emociones reprimidas afectan nuestro desempeño personal y profesional.

Mi experiencia personal

En mi tiempo de estudiante me destaqué por ser buena alumna. Cierto día el profesor de matemáticas, llevó un ejercicio complejo y me pidió salir al tablero a resolverlo. Al no tener elementos para hacerlo, el ejercicio quedó mal resuelto. El profesor Rodrigo a quién admiraba profundamente en esa época, dijo lo siguiente «Si esta es la que se cree la mejor del salón que diremos de los otros». Al pasar los años en mi desempeño profesional, experimentaba pánico cada vez que tenía que hacer una presentación de resultados a cualquier grupo de personas. En mi proceso de coaching personal, realicé un ejercicio para volver al pasado e identificar ese primer momento en que sentí miedo a exponerme ante el público, pude sanar el trauma de la infancia, soltar el mido a la exposición y ahora es algo que disfruto.

No todo pasado fue mejor…. ni peor

Valorar el pasado consiste en reconocer lo vivido sin etiquetas, sin juicios juicios y sin resentimientos.

Ejercicio recomendado

  • Escribe tu mayor miedo en este momento. (Miedo a las alturas, miedo a hablar en público, miedo a volar…..)
  • Escribe cómo se manifiesta en tu cuerpo. (Vacío en el estomago, vértigo, dolor de pecho, falta de respiración)
  • Vuelve mentalmente al pasado e identifica cuándo fue la primera vez que sentiste el miedo. (En la casa paterna, en el colegio, en el patio de juegos….)
  • Escribe la historia de cuando sentiste el miedo por primera vez.
  • Lee en voz alta lo que has escrito y deja que tu cuerpo asimile lo que estás leyendo.
  • Visualiza el miedo que se empieza a desvanecer y deja a tu cuerpo liberado.
  • Trata de enfrentarte frecuentemente a la situación que te causa miedo y recuerda que ya ese miedo lo has dejado ir.

El desarrollo de tu Potencial es nuestra inspiración.

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Lecturas recomendadas

Déjalo ir – John Purkiss

Este dolor no es mío – Mark Wolynn

Escritos de aprendizaje – Rafael Echavarria

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